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Alfa Romeo 8C Competizione Spider. El Alfa más exclusivo


El sábado por la mediodía, estaba circulando camino de San Sebastian por la AP-1 para disfrutar de un gran fin de semana con unos amigos, cuando por el carril contrario vi un coche que probablemente no vuelva a ver en marcha en lo que me reste de vida. Y digo esto porque realmente se trata de un "rara avis" dentro del mundo del automóvil, ya no por su exclusividad, que también, sino por su condición de ser un deportivo en toda regla y pertenecer a una marca generalista.



Me refiero al Alfa Romeo 8C Competizione, y no era uno cualquiera; además era el Spider.



Casi me disloco el cuello siguiéndolo con la mirada. Fue un visto y no visto, pero realmente me impactó. Mi novia no entendía como era posible que me emocionase tanto al ver un coche y más tarde cuando se lo comentaba a uno de los amigos con los que habíamos quedado, nos dijo; ¿habláis de ese coche que nos hemos cruzado que iba "rapidito"?, a lo que nuestro amigo replicó en tono jocoso; "perdona bonita, pero ese coche solo puede ir "rapidito" o muy rápido, es una maravilla".



Y en parte tenía razón, ya que yo no concibo ese coche circulando a, por ejemplo, ¿110Km/h?, por ninguna carretera, ya sea autopista o de doble sentido, sino que lo veo más devorando kilómetros de una forma endiablada y enlazando curvas con la zaga intentándole adelantar una y otra vez en cualquier carretera de montaña.



Y no es para menos, ya que el corazón que mueve esta "macchina" procede del que utiliza Maserati para su GranTurismo Quattroporte pero optimizado, que a su vez, lo toma "prestado" de uno de los mejores Ferrari disponibles cuando salió a la venta, el F430, y el chasis es una puesta al día del que utilizaban los Maserati Coupé/Spider.



Concretamente el motor, es un 4.7 V8 que rinde 450cv, que catapulta a este "misil" hasta los 293 Km/h y hace un 0-100Km/h en 4,2 segundos.



Exteriormente, se trata de un coche muy atractivo, con líneas muy redondeadas y fluidas, con una clara y clásica configuración coupé; motor delantero, tracción trasera y una posición de conducción muy retrasada, como los deportivos de competición de la marca. De hecho, el 8C de los años 30 fue con el que el gran Nuvolari ganó la Targa Florio en varias ocasiones.



Pero volviendo a la actualidad, este coche desprende deportividad y buen hacer por todos sus poros. Nada más abrir la puerta te das cuenta de que es un coche liviano, y eso tiene su explicación porque su carrocería está construida íntegramente en fibra de carbono para ahorrar el máximo peso posible. Aun así, pesa la nada desdeñable cifra de 1.495Kg. Una vez que te acomodas en el asiento, también de carbono y cubierto de piel, te das cuenta de por qué es el Alfa Romeo más caro de la historia, y es que la calidad de los materiales y acabados es magistral, con cuero, carbono y aluminio del bueno por todos lados (muchos de los demás fabricantes te "colocan" un símil de carbono y aluminio de calidad dudosa).



Al arrancarlo (por medio de una llave común , y pulsando un botón) escuchas un ligero silbido y poco después, el V8 cobra vida con un sonido escalofriante y bronco, casi como el sonido de un V8, pero americano, gorgoteando al ralentí y aullando cual lobo hambriento a medida que aceleras sin piedad. Y es que este coche no está pensado para realizar largos viajes puesto que el sonido del motor invade todo el habitáculo. Ni que decir tiene que las suspensiones no están pensadas para filtrar con mimo las imperfecciones del asfalto, son secas y durísimas y cualquier bachecito se deja notar dentro del vehículo con total nitidez.



El cambio secuencial-automático de seis relaciones es muy poco tecnológico pero muy efectivo en este coche y se activa por medio de dos levas, también de carbono, situadas detrás del volante; con tres radios de aluminio y forrado de piel. La de la derecha sirve para subir de marcha, la de la izquierda para bajar de marcha y si pulsas las dos a la vez, lo pones en punto muerto.



Acelera como un auténtico demonio, dando lo mejor de si a partir de 4.000 rpm hasta el corte de inyección a 7.400 rpm. Si además pulsas el botón Sport, se abren las mariposas y el sonido del motor se vuelve, si cabe, todavía más agresivo, se reduce la velocidad de engranaje del cambio de marchas de 0,4 a 0,2 segundos, se retrasa la intrusión del ESP para permitirte pequeñas derrapadas y se afina la respuesta del acelerador.



Y si todavía eres más atrevido, puedes desconectar todas las ayudas electrónicas y conducir a base de acelerador y manos, como los pilotos de antaño. Aunque con las ayudas desconectadas tendrás que tener muy buenas manos ya que el coche tiende a balancear en giros y derrapadas bruscas, con lo que es un "pelín" complicado ponerlo derecho.



Hablando de manos, la dirección se muestra muy directa a medida que te vas acostumbrando al coche, pero acusa una asistencia demasiado artificial y no transmite tanto como debería en un coche con estas pretensiones. Y por ponerle alguna "pega" más, los frenos tienen mucho mordiente pero se agotan relativamente rápido, algo que se podrá solucionar con los frenos carbocerámicos opcionales.



Respecto al Spider, poco más se puede comentar. Básicamente es el mismo coche pero descapotable, con los consiguientes refuerzos estructurales que hacen engordar al coche 95Kg y favorecen un reparto de pesos de 50/50 (47/53 en el coupé). Los frenos carbocerámicos son esta vez de serie y las suspensiones son bastante menos radicales que en la versión cerrada y filtran mucho mejor los baches. Consume un poco más debido a su condición de Spider, 16,3 l a los 100Km frente a los 15,8 l de la versión cerrada y pierde 3 décimas de segundo en el 0-100.



Los precios de estos deportivos de época (y digo de época porque ya no se fabrican), eran de 175.000 euros para la versión coupé y de 232.000 euros la versión Spider, pero estoy seguro que dentro de unos años estos coches se valorarán mucho dentro del campo de los clásicos.



En conclusión; es un coche para coleccionistas, ya que se han vendido 500 unidades en todo el mundo y solo 13 en total se han vendido en España, 8 del coupé y 5 del Spider. Si además lo quieres conducir, es más recomendable que disfrutes del paisaje y luzcas palmito para no destrozarlo y te compres un 911 para ir a "tumba abierta" y disfrutar pilotando.



Digamos que es un coche deportivo a la antigua usanza pero con alguna ayuda electrónica. También es muy reseñable que una marca como Alfa Romeo no pierda sus orígenes deportivos y de competición, con series limitadas como esta. Ojalá Seat hiciera algo parecido.



Y es que después de los 100 años que cumple la marca en el presente 2011, los aficionados no queremos que Alfa Romeo cambie (bueno si, en su fiabilidad un poquito), y como reza su eslogan comercial, "Sin corazón, solo seríamos máquinas".
 

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