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Aston Martin Vanquish. Flema británica

La marca de Gaydon siempre se ha caracterizado por reunir en un mismo "envase" la deportividad y la elegancia, y el nuevo Vanquish, un nombre que han desempolvado de hace ya algunos años, cumple los requisitos mínimos para devolver a la marca por sus fueros.


Últimamente nos tenían acostumbrados a diferentes modelos con un diseño maestro muy bello, pero muy similar, difíciles de distinguir y con mecánicas más o menos potentes, pero que carecían de ese halo de exclusividad, distinción, refinamiento y prestaciones puras por las que la marca se hizo famosa en otras épocas.


Vantage, Virage, DB9, DBS, incluso Rapide; son todos muy bonitos y rápidos pero, salvo ligeros matices como los faros delanteros, las 5 puertas del Rapide y líneas laterales más o menos estilizadas en según qué modelos, no se distinguen entre si si eres poco aficionado al mundo del automóvil. Ocurre un poco como en Audi; ves que se te acerca uno por el retrovisor, pero hasta que no te adelanta no sabes de que modelo se trata, y en alguna ocasión ni eso. Solo el Cygnet, que es un experimento, para mi gusto, muy poco afortunado, y el One-77, con unas líneas más modernas y agresivas, pero sin desmarcarse de los trazos maestros de Aston Martin, son los modelos más diferenciadores de toda la familia.


Ahora desembarca el nuevo Vanquish, con la intención de sustituir al DBS como tope de gama. El Vanquish original se dejó de fabricar hace 5 años y tenía el honor de ser el Aston Martin más potente fabricado hasta la fecha con sus 528cv.


La carrocería musculosa, redondeada y "regordeta" del anterior modelo, no tiene nada que ver con las líneas más refinadas y estilizadas del nuevo, que toman como referencia e inspiración, a las de su hermano mayor, el One-77.

La forma de boomerang de los grupos ópticos traseros y los delanteros con diodos luminosos, el alerón integrado en la tapa del maletero denominado Aeroduct, que cumple una seria misión aerodinámica y el masivo empleo de materiales como aluminio y magnesio, entre otros, para la fabricación de la carrocería, procede de la experiencia adquirida con el One-77.


La plataforma sobre la que descansa la carrocería totalmente fabricada en fibra de carbono, es de nueva generación y combina también fibra de carbono con aluminio. De hecho; el empleo de la fibra de forma masiva, se deja ver claramente en los faldones laterales, el difusor trasero y el labio inferior delantero, aunque también existe la posibilidad de pintarlo del mismo color que la carrocería.


Con todo esto, el coche pesa 1.739 Kg, y a pesar de que pueda parecer mucho, está dentro del margen que barajan sus competidores directos y además, es un 30% más rígido y 55 Kg más liviano que el Aston Martin DBS al que está llamado a sustituir.



En el interior nos encontraremos con materiales de lo más exquisitos y exclusivos. Cuero, tejido Alcantara, maderas nobles, aluminio pulido, fibra de carbono..., conforman los paneles del interior. Además, la marca asegura que podrá personalizarse a gusto del cliente y se podrán incorporar los acabados y materiales que éste se imagine y esté dispuesto a pagar.


La calidad y los ajustes están fuera de toda duda y el salpicadero se presenta de una forma más fina y sofisticada que a lo que nos tienen acostumbrados
 lo cual, dice mucho de la marca, ya que el resto de la gama tiene un 10 en este aspecto.


Aún siendo un coche deportivo, la sensación de amplitud es bastante buena, si tenemos en cuenta que las cotas del interior no varían mucho en este apartado respecto a sus hermanos, y la postura de conducción es perfecta.


Como no podía ser de otra forma, en el apartado del equipamiento nos encontramos todo tipo de tecnologías y "gadgets" para hacer la vida más confortable a su afortunado propietario y un gran catalogo de opciones para configurar nuestro Aston Martin a nuestro gusto, entre las que se pueden destacar un equipo de navegación Garmin con una pantalla retráctil de 6,5" o un equipo de sonido Bang & Oluffsen con 13 altavoces y 1.000W de potencia.


El motor es el mismo que utilizó en su momento su antecesor; un 6.0 V12, pero en esta ocasión rinde 573cv de potencia. Alcanza una velocidad punta estimada de 295 Km/h y detiene el cronometro en 4,1 segundos acelerando de 0-100 Km/h.


La potencia se transmite a las ruedas traseras por medio de una caja de cambios automática de 6 relaciones con levas detrás del volante que es, en esta ocasión, un 37% más rápida y está ubicada justo detrás del habitáculo para que el reparto de masas sea lo más simétrico posible. La dirección también ha sido revisada y es ahora bastante más directa que la del DBS.


La suspensión es independiente en ambos ejes y variable en dureza, así pues, el conductor podrá elegir entre tres configuraciones diferentes: Normal, Sport y Track, esta última bastante rígida para hacer un uso normal en carretera. Los frenos son enormes y cuenta con discos carbocerámicos con pinzas de seis pistones delante y cuatro detrás, para que no tengamos problemas a la hora de frenar nuestros instintos y nuestro ímpetu con el acelerador.


En cuanto al comportamiento general por carretera, todavía es pronto para saberlo, porque los ingenieros de la marca, durante estos últimos meses, están haciendo las pruebas de homologación pertinentes, calibraciones varias y extrayendo información del vehículo en los lugares más recónditos y extremos del planeta. Pero seguro que reúne las virtudes de un deportivo muy rápido y radical, con un sonido de motor embriagador y unas aceleraciones fulgurantes, dentro de un ambiente cómodo a la par que lujoso y exclusivo.


Todo esto lo encontraremos antes de que finalice el presente año en los concesionarios de la marca, tan solo por el "módico" precio de unos 280.000 euros.

¿Será este el Aston Martin que relance de nuevo a la marca a la élite de los grandes deportivos?. Seguramente sí; además lo hará con mucha clase.

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