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Bentley Mulsanne. El más exclusivo de su clase

Hace unos días, un compañero de trabajo me comentó que si conocía una marca cuyo logotipo era una B plateada dentro de un círculo negro y alada. Yo le respondí que era Bentley y que el coche que había visto era el Continental GT (uno de los coches de mis sueños). Al igual que la inmensa mayoría, mi compañero no conocía la marca, pero solo con verlo, le llamó poderosamente la atención.



Ese es el efecto que producen todos los Bentley modernos. Y cuando digo todos, digo tres modelos, ya que es un coche tan sumamente exclusivo que la propia marca no quiere entrar en la guerra de segmentos por los que luchan las marcas generalistas.



El último en llegar es el Mulsanne, un nombre que han recuperado de la época en la que iba de la mano con Rolls Royce y que es también el nombre de una de las curvas más famosas del circuito de Le Mans. Este coche irrumpe por derecho propio en el segmento de los coches de super-hiper-mega-lujo, aunque también tengan un coche como el Flying Spur, que todavía apunta más alto.



El Mulsanne es un coche que tanto exterior como interiormente parece de una época pasada, con sus líneas típicas, madera por todos los lados, cuero... Pero esto es así de una forma deliberada por la marca. En realidad tiene mucha tecnología, pero no está a la vista. Solo con arrancarlo, ya observas que, donde había un panel de madera noble, aparece una pantalla multimedia, por poner un ejemplo gráfico.



Pero tecnologías aparte, donde realmente destaca este noble "gigantón", es en su motor de 6.750cc V8 biturbo con 512cv de potencia y, atento, !!!1.020Nm de par máximo!!!. Teniendo en cuenta que el de un camión normal ronda los 1.050Nm con un tercio más de motor, podríamos decir que nos enganchen un remolque de 24.000 kg que ya si eso lo llevamos nosotros. La verdad que es descomunal la fuerza que transmite este coche, ya no por tanto par ni tantos caballos, sino por como los entrega.



Básicamente, el Mulsanne no sobrepasa nunca las 4.500rpm, pero es que a 180 Km/h vas a menos de 2.000rpm. ¿Es diésel?. Ya hemos comprobado que no, pero los creadores priman la comodidad por encima de todo y decidieron que lo que en otros coches la potencia se distribuye en una amplia gama de revoluciones, en éste iban a tener la misma potencia, pero comprimida.



El efecto que consiguen, es el de una alfombra voladora en el que, a baja velocidad, parece un coche eléctrico y con una elevada velocidad de crucero. Solo se distingue el suave murmullo del viento en el exterior. De hecho, la marca asegura que a 296 Km/h se puede seguir manteniendo una conversación sin elevar el tono de voz. ¿Perdona, has dicho 296 Km/h? Pues sí. Se ve que los chicos de Bentley creen que un "pureta" adinerado podría llegar a esa velocidad con un coche de más de dos toneladas y media.



En cuanto a la conducción, solo cabe esperar que sea espectacular; y así es. Lleva suspensión neumática autoadaptatíva y puedes elegir mediante un botón entre cuatro niveles de asistencia de la dirección y tipo de suspensión. Otro factor influyente es la caja de cambios automática de 8 velocidades, que engranan las marchas sin saltos ni tirones, con una suavidad pasmosa y que también tiene la posibilidad de accionarse mediante levas en el volante.



En cuanto al interior; cuero y madera noble por todos los lados. A los de Greenpeace les va ha encantar este dato: para el interior se utiliza la piel de 15 vacas y para los guarnecidos de madera tienes hasta 9 árboles diferentes para elegir. Además te reto; si tienes la oportunidad de montarte en uno, busca alguna pieza de plástico (que no sean los botones, listo/a). Para que te hagas una idea, el interior de la guantera y los parasoles, también son de cuero.



La posibilidad de hacerte un coche a la carta es uno de los pilares en los que se basa la existencia de este tipo de vehículos y también tienes hasta 139 colores para elegir, además del extensísimo equipamiento que posee como asientos traseros con sistema de masaje y reclinables, posibilidad de mover los asientos delanteros desde atrás, llantas de 21" a elegir entre deportivas o clásicas... Y las opciones, entre las que destacan un equipo de sonido Naim con 20 altavoces y hasta 2.200W de potencia o un asistente de control de crucero guiado por radar.



El precio de esta maravilla colosal con ruedas, aunque no puedas comprártelo, es de 318.000 euros.



La conclusión que saco de todo esto, es que en tiempos de crisis me parece increíble que todavía haya gente que se pueda permitir este tipo de caprichos ya que la producción de 800 coches del primer año ya está vendida. Y que si yo pudiese también me compraba uno. Aunque si tengo que elegir, me va más un Continental GT Speed. Que mala es la envidia.

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