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Bugatti Veyron. El deportivo definitivo

No es descabellado pensar que el mundo del automóvil como diversión y pasión, no como mero medio de transporte, está llegando al ocaso.



Coches extremos de la talla del Ferrari F40, McLaren F1, Porsche 959 o Lamborghini Countach, llegan al fin de sus días y aunque seguiremos viendo coches deportivos de vez en cuando, utilizarán sistemas de apoyo como motores eléctricos y soluciones parecidas, sobre un bloque motor que, aún potente, difícilmente superará los 8 cilindros.



Y viendo estas expectativas de futuro, me consuela pensar que todavía existe un último escollo de pasión en algún lugar entre Francia y Alemania. Y ese escollo se llama Bugatti Veyron.



Ettore Bugatti, fue un adelantado a su tiempo. Fabricaba coches imposibles, con diseños imposibles y motores potentísimos, pero también eran carísimos. Así que la marca desapareció al poco tiempo, dejando en su haber máquinas que hoy en día se subastan en cantidades millonarias.



Por suerte, hace ya algunos años, al presidente de una compañía como Volkswagen, se le ocurrió la brillante idea de comprar la marca y fabricar superdeportivos con esa enseña; como hubiera querido su fundador. Pero claro, una cosa es comprar una marca a precio de saldo, puesto que no existía en el mercado como tal, y otra bien distinta es lograr fabricar un coche con los estándares que implica llevar el símbolo Bugatti en el morro.


Pero el señor Ferdinand Piech (presidente del grupo Volkswagen por aquel entonces), era un hombre tozudo y muy ambicioso, así que el día que anunció que resucitaba a la histórica marca, dijo que fabricarían el coche de producción más potente y rápido que jamás hubiera existido sobre la faz de la tierra, un coche que superaría los 1000 cv y los 400 km/h.

Los ingenieros de la marca que estaban allí presentes, se llevaron las manos a la cabeza; ¿se ha vuelto loco?.



Pues sí, pero Piech era un hombre de palabra y lo que decía lo cumplía, así que el equipo se puso manos a la obra y, básicamente, ocurrió algo así.



El maestro Pininfarina se encargó del diseño, pero el motor era el mayor de los problemas, ¿cómo conseguir la cifra de 1000 cv?. Después de mucho divagar y probar, unieron dos motores V8 para crear un bloque motor con 16 cilindros en W, cuatro turbos y !!!8000cc!!!.



Vale; el motor está listo y acoplado al diseño, hemos conseguido 1001cv, ahora vamos a probar si somos capaces de llegar a los 400 km/h.

Algo falla. El motor se calienta demasiado. Vale, pues quítale el cristal que lo protege y el motor queda a la intemperie para favorecer lo máximo posible la refrigeración. Un problema menos.



¿Existe alguna rueda en el mercado que soporte 400 km/h? Mmmmm...pues no. ¿Michelin, nos puedes fabricar una rueda exclusiva para este modelo? Sí, pero os costará muy caro y a nosotros meses de investigación. Bueno, no importa, pero fabríquenla.



Bien, después de varios meses de espera ya tenemos las ruedas. Vamos a probarlo. Fabriquen varias unidades preserie y vamos a ver de lo que es capaz este cacharro.

Ha llamado el señor Piech, que quiere enseñar un prototipo decente en funcionamiento a posibles compradores. Pues de momento no hay gran cosa, pero bueno.



Una vez reunidos empresarios, ingenieros, amigos de la marca y compradores de varias partes del mundo en un circuito, comenzó un avance de lo que sería el superdeportivo definitivo, pero en una curva el coche se desbocó, estrellándose contra un quitamiedos y quedó destrozado.



Vale, ahora hay que procurar que tanta fuerza no se descontrole y provoque más accidentes. ¿Le ponemos un alerón?. Sí, pero que varíe su inclinación según su velocidad para lograr pegar el coche al asfalto, le instalamos algunos sistemas electrónicos que dominen la pérdida de motricidad en el coche y ya está; vamos a probarlo.



Ha vuelto a llamar el señor Piech, que David Beckham y el sultán de Brunéi han encargado algunas unidades. Pues tendrán que esperar.

Ahora existe otro problema. La velocidad máxima de 400 km/h es imposible de conseguir porque el alerón extensible pega el coche al asfalto pero lo frena en las rectas.



Pues habrá que quitarlo. No, porque volveríamos al comienzo. ¿Y qué hacemos?. Pues habrá que eliminar todos los elementos que actúen de muro contra el viento.

Así que a partir de los 350 km/h en rectas, el alerón se esconde y las rejillas delanteras de ventilación se tapan para que el aire fluya alrededor del vehículo y no lo frene.




Muy bien, pues ya está. Ahora; ¿alguien tiene los arrestos necesarios para poner esto a más de 400 km/h?.

Así más o menos, con una nota de humor, fue la historia del nacimiento del Bugatti Veyron allá por el año 2005, varios años de pruebas e investigación, pero con el resultado esperado, un deportivo de 1001cv y con una velocidad punta de 407 Km/h.



Pero tantos años dedicados a la fabricación de este coche, conllevan una gran inversión en tecnología nunca antes conocida, en equipos humanos y sobre todo en recursos económicos, ya que el desarrollo de este vehículo se estima en unos 400 millones de euros.



La marca asegura que pierden mucho dinero por cada Bugatti que venden. Concretamente, aseguran que fabricar a mano uno de estos deportivos les supone un gasto de unos tres o cuatro millones de euros y lo venden más o menos por la mitad, 1,5 millones de euros. Pero para el grupo Volkswagen, esto es imagen de marca y lo que pierden por un lado, lo recuperan por otro.



El caso es que desde su aparición, este coche ha ido evolucionando y se han ido vendiendo todas las unidades en diferentes series limitadas: Hermés, Pure Sang, Sang Noir, Le Mans, Pegaso, Grand Sport... en total, 260 unidades del Veyron y 35 del Veyron Grand Sport, que es el descapotable. Y como colofón a su comercialización, ahora la marca se ha inventado el Super Sport, con aditamentos mecánicos y aerodinámicos, que hacen que el Veyron sea más extremo si cabe.



Esta versión alcanza los 1.200cv y los 432 km/h, gracias a sus formas más efectivas, para reducir el coeficiente de penetración con respecto al viento, una nueva estructura que favorece su rigidez torsional y el uso masivo de fibra de carbono, para conseguir un peso final más liviano.



Pero eso no ha sido todo, el chasis ha sido retocado junto con la amortiguación, le han reforzado las barras estabilizadoras, el sistema de escape, el difusor trasero y la suspensión tiene un mayor recorrido, para que el guiado de este coche tan radical no sea una utopía para un conductor que no tenga cualidades de piloto.



También se ha retocado el motor para generar 199cv y 24 km/h más que el Veyron "normal".

Esta versión se venderá entre los 1,65 y los 1,85 millones de euros, en una edición limitada a 30 unidades de las cuales 5, irán pintadas en negro y naranja, como la unidad que batió el récord Guinnes de velocidad punta en un coche de producción, costaran 2 millones de euros y llevarán una placa conmemorativa del momento.



Mi valoración personal, es que es un coche sin sentido para el mundo actual, que corre mucho, gasta mucho, cuesta mucho y hay muy pocos en el mundo. !BENDITO SIN SENTIDO!.

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