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Ford Focus ST. Arte deportivo

!Cómo se pasa el tiempo!. Parece que fue ayer cuando presentaban el Ford Focus ST en su primera generación, con aquel motor de origen Volvo de 2.5 litros y 5 cilindros con 225cv de potencia y, resulta que  han pasado ya varios años. Concretamente siete.


Me acuerdo de aquel porte tan imponente que tenía, con ese color naranja tan "macarra" y atractivo a la vez y aquellas llantas especificas tan bonitas. Era todo un ejemplo a seguir por las otras marcas que fabricaban compactos deportivos. La efectividad de su grandioso chasis estaba fuera de toda duda y su potente motor hacía el resto.


Pues bien; estamos en el año 2012 y el Focus sufrió una remodelación total hace algo más de un año, convirtiéndose de esta manera en un coche global que se vende en casi todos los mercados con especificaciones concretas según el país. El éxito del nuevo modelo no tiene parangón, y sus carrocerías de 5 puertas, sedan y familiar, gustan a casi todo el mundo, a falta de una variante de 3 puertas con un carácter más dinámico que, de momento, parece que no se va ha fabricar. Eso no ha sido impedimento para que la marca norteamericana se haya decidido por ofrecer a sus clientes más "deportivos" el nuevo Focus ST.


En esta ocasión, han sustituido el motor atmosférico de origen Volvo de la anterior generación, por un motor propio turboalimentado con tecnología Ecoboost y con 250cv; siendo así un 25% más potente que el anterior y además un 20% menos "gastón". Resulta sorprendente cómo se las apañan los ingenieros en fabricar motores tan potentes y con unos consumos aquilatados, en base a unas normas anticontaminantes tan severas.


Obviamente; con el nuevo propulsor se pierde algo de elasticidad, como consecuencia de su menor cilindrada y la adaptación de un turbo, pero todos los demás valores han mejorado. Su respuesta a bajo y medio régimen es muy contundente, aunque no tanto a partir de 6.000 rpm que parece un tanto "asmático". Acelera de 0-100 Km/h en 6,5 segundos y alcanza una velocidad máxima de 245 Km/h, aunque muy probablemente supere esa velocidad, con un consumo medio de 7,2 litros a los 100 Km en ciclo mixto.


La caja de cambios encargada de digerir y transmitir tanta fuerza a las ruedas es manual de 6 relaciones, con un tacto relativamente duro y muy preciso, como se requiere en este tipo de versiones y no habrá opción de ningún otro tipo de transmisión.


En cuanto al diseño, no es muy diferente a cualquier Focus del resto de gama. Un kit de carrocería específico, compuesto por faldones laterales y unos voladizos delantero y trasero más prominentes, junto con un enorme alerón posterior sobre la luneta y una doble salida de escape en posición central con forma hexagonal y algunos distintivos con las siglas ST, es lo único que lo distingue de cualquier Focus TDCi, por ejemplo.


En el interior tampoco habría nada reseñable, si no fuese por algunos distintivos del volante, unos envolventes asientos específicos para esta versión, los famosos tres indicadores sobre el salpicadero, que son tres relojes que nos indican la presión de soplado del turbo y la temperatura y la presión del aceite y porque va equipado con casi todo lo que te puedas imaginar.


La dotación de serie u opcional incluye elementos como asientos Recaro, con ajuste eléctrico, calefactados y tapizados en piel, navegador, climatizador bi-zona, limitador-regulador de la velocidad, manos libres Bluethooth, limpiaparabrisas con sensores de lluvia, arranque por botón, faros bi-xenón adaptativos, luces diurnas por medio de Led´s, sistema de arranque en pendiente, recuperación de energía en las frenadas, detector de la presión de los neumáticos o parrilla delantera activa, para mejorar la aerodinámica.


El caso es que les ha quedado un coche muy bonito, con algún que otro tinte de "malote" y además muy práctico y polivalente; ¿pero es efectivo?.


Con el ST es muy fácil circular a ritmos endiablados por casi cualquier carretera. El motor da lo mejor de sí entre las 1.500 y 5.500 rpm, perdiendo algo de mordiente hasta llegar al corte de inyección casi a 7.000 rpm. Su sonido no es tan evocador como el de su antecesor, pero el sistema artificial Sound Symposer, hace que no echemos tanto de menos el gorgoteo del 2.5 de origen sueco.


El turbo no acusa el típico retardo y gana velocidad de forma lineal a medida que lo vayamos requiriendo con el pedal del acelerador, por cierto, de aluminio perforado, como debe de ser siempre con un coche de este carácter.


La dirección eléctrica se adapta a tu conducción de forma automática. Si circulamos relajados, se muestra blanda y ligera, pero en el momento que giramos de una forma más enérgica en las curvas se endurece y se muestra bastante más directa y comunicativa.


En curvas lentas, el anterior ST tenía tendencia a doblegar el morro hacia el interior debido a su mayor peso en el motor y a su limitada capacidad de digerir tanta potencia sobre el tren delantero. En el nuevo ST se ha mitigado esta acción, primero con la adopción de un motor más ligero, y segundo; gracias a un sistema electrónico que simula un diferencial autoblocante y hace que frene ligeramente la rueda con menor adherencia en vez de transmitir esa fuerza a la rueda con mayor tracción, como hacen sus rivales directos. Diferente solución, mismo efecto.


Viéndolo circular, parece bastante blando de suspensiones, pero es tan solo un espejismo porque, si bien es cierto que el coche tiende más a inclinarse, es bastante neutro en reacciones y su estabilidad no se ve comprometida bajo casi ninguna circunstancia. Además, este tarado de suspensiones le permite devorar las pequeñas imperfecciones del asfalto y proporciona un extra de comodidad a sus afortunados ocupantes.


Está a la venta desde agosto de este año y es más barato que sus rivales directos; a partir de 29.250 euros. También es más polivalente, ya que por 950 euros más, podrás adquirirlo con la carrocería SportWagon o familiar, siendo así la única marca que ofrece un coche de altas prestaciones con este tipo de carrocería en este segmento. Es 20 cm más largo y tiene mayor capacidad de carga, aunque sacrificando un poco las reacciones del eje trasero, debido a un tarado más específico de suspensiones.


En conclusión; el Focus ST 2012 es más potente, más económico y más polivalente que la mayoría de sus competidores. Es muy divertido de conducir, corre mucho, es muy estable, es muy cómodo y sus consumos no son descabellados. 


El "pero" viene cuando nos damos cuenta de que carece de una versión de 3 puertas como sus rivales y más acorde con este tipo de motores y espíritu, la carrocería de corte familiar que es bonita, pero no cuadra mucho con ese carácter deportivo, que no tiene tampoco una imagen muy diferente al resto de la gama y que los acabados y ajustes interiores son buenos, pero no excelentes. Por lo demás es un digno rival para el rey del segmento; el Golf GTI.

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