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Lo demás es historia: Toyota Prius

Sólo cuenta con 4 generaciones en su haber y ha sido el que ha popularizado el concepto del coche híbrido en el mundo.



Desde su origen, fueron muchos los que trataron de tirar por tierra ese proyecto tachándolo de absurdo y también fueron muchos los que no comprendieron una filosofía que, a la postre, revolucionaría el mundo de la automoción.



Fue en 1997 cuando se presentó el primer Toyota Prius, diseñado en sus centros de estilo en E.E.U.U. y con una carrocería sedan. El diseño era bastante conservador y apuntaba hacia un mercado global, pero no se vendió fuera de las fronteras de Japón de una forma sustancial hasta el año 2000; aunque en aquel mercado fue un coche muy popular, alcanzando un nivel de ventas de unos 37.000 vehículos en ese periodo de tres años.



Era un coche cómodo, compacto pero a la vez polivalente, con una gran habitabilidad y poseía una gran tecnología y equipamiento de serie.



El interior me recuerda a los primeros Toyota Yaris, con velocímetro y tacógrafo digital situado en el centro del salpicadero, una gran pantalla donde se indica en todo momento el tipo de funcionamiento del coche y un cambio automático con la palanca en la columna de dirección. También tenía un gran equipamiento de serie, con aire acondicionado, elevalunas y retrovisores eléctricos, dirección asistida, airbag delantero...



La propulsión está compuesta por un motor 1.5 de gasolina y 72cv de potencia y un motor eléctrico alimentado por baterías de níquel-metal-hidruro situadas en el respaldo del asiento trasero.

Mientras que lo normal es encontrarnos con coches híbridos cuyos motores eléctricos funcionan en paralelo con los motores térmicos y sirven de apoyo en aceleraciones, adelantamientos y demás; en Toyota pensaron que podían colocarlo en serie y de esta manera el coche podría funcionar en modo normal o impulsándose solamente con el motor eléctrico o con ambos a la vez.



Cuando el coche se detiene, el motor térmico se apaga. Al arrancar de nuevo, lo hace solamente por medio de su motor eléctrico, hasta llegar a una velocidad moderada en la que se vuelve a conectar el motor térmico de forma imperceptible y cuando se demanda una cantidad de potencia extra, el motor eléctrico actúa en conjunto para solventar una cuesta, un adelantamiento o alguna situación similar, con totales garantías. Lo bueno de todo esto, es que el conductor no tenía que configurar nada; lo hacía todo el coche de forma automática. El consumo medio era de 5,1 litros a los 100 Km y tan solo emitía 120 g/Km de CO2, una cifra muy buena para aquella época.



La segunda generación llegó en el 2003, con un diseño totalmente renovado. Adoptaba una carrocería de cinco puertas más polivalente, su coeficiente aerodinámico era muy bueno, el interior era mucho más ergonómico y tecnológico, las baterías mejoraron en eficiencia y el motor térmico fue revisado, con la consiguiente ganancia de potencia.



Fue construido con materiales más ligeros y el vetusto sistema híbrido de la anterior generación fue sustituido por el nuevo Hybrid Synergy Drive (HSD), que aún utilizan en la actualidad.

El motor generaba ahora 77cv y junto con el resto de las mejoras aerodinámicas, de eficiencia y el ahorro de peso, era capaz de registrar unos frugales consumos de 4,3 litros a los 100 Km con unas emisiones de 105 g/100 Km de CO2. El Prius empezaba a sonar en todos los países como una alternativa real a los coches diésel de bajo consumo.


La mayor innovación que incorporaron en este modelo, fue la posibilidad que tenía el conductor de elegir el modo de funcionamiento. Pulsando un botón, se podía circular de forma totalmente eléctrica hasta unos respetables 70 Km/h de velocidad, sin gastar ni una solo gota de combustible y de una forma totalmente limpia.



Este sistema era excepcional para circular por vías urbanas a baja velocidad de una forma económica y gremios como el de los taxistas, comenzaron a adquirir el Prius para desempeñar su labor diaria.

En el interior nos encontramos con un salpicadero bastante limpio de botones y un volante bastante voluminoso, donde destaca la pantalla central a color con la información sobre su modo de funcionamiento y la posibilidad de visionado de la parte trasera por medio de una cámara, con la opción de aparcamiento automático, algo totalmente inaudito en esta categoría de vehículos.


Sigue manteniendo el cambio automático, pero en esta ocasión la palanca emergente de la columna de dirección, ha sido sustituida por un mando mucho más manejable.

El equipamiento de serie es también un compendio de tecnologías y seguridad y además posee una gran cantidad de huecos portaobjetos por todo el habitáculo.



La tercera generación, aparecida en 2010, mantenía el espíritu innovador del modelo, pero como siempre, los de Toyota se superaban a si mismos.


La carrocería ahora era más grande. Medía 4,46 metros de largo, por lo que el espacio del habitáculo y el maletero era mayor. Fue totalmente rediseñado y aun manteniendo sus líneas originales, el CX aerodinámico pasó de 0,26 a 0,25. Las baterías volvían a ser más eficientes y los faros delanteros y traseros fueron sustituidos por otros de tecnología LED, que consumían un 30% menos de energía.



El motor térmico también fue sustituido por uno de mayor capacidad, que pasaba ahora a tener 1,8 litros de cilindrada y generaba 98cv. Sigue teniendo la opción de circular de manera totalmente eléctrica y ahora cuenta con botones como el ECO, que actúa sobre los sistemas de climatización y la respuesta del acelerador, para hacerlo más eficiente y el Power, que hace que el acelerador tenga ahora una respuesta más viva y el coche mejore sustancialmente en aceleraciones.



Atesora unos consumos cada vez más bajos y en esta ocasión no podía ser menos, siendo necesarios 3,9 litros para recorrer 100 Km en ciclo mixto y además, sin apenas contaminar, con 89 g/Km a los 100 Km.

El interior sigue teniendo un aspecto futurista, pero la ubicación de los mandos es más convencional y ergonómica que en la anterior generación, el volante ha sido rediseñado y la palanca de cambios es ahora un joystick, más cómodo e intuitivo. La pantalla de información sobre el modo de funcionamiento ha perdido los colores, pero ofrece los mismos parámetros que la anterior.



El equipamiento es de lo más puntero de la categoría, como siempre, y ofrece "gadgets" como un paneles solares, que alimentan de energía al sistema de aire acondicionado para mantener una temperatura interior óptima mientras está aparcado o bien, incluir un sistema que lo active desde el propio mando a distancia de las cerraduras, además del equipamiento estándar, que ya de por si es bastante amplio.

La cuarta generación aterriza dos años más tarde. Bueno, no es que haya recibido ninguna mejora estética, o en su interior, o en su equipamiento; pero ha evolucionado hasta el siguiente nivel.



A finales del año pasado se presentó el Prius PHS (Plug-in Hybryd System). Tan solo se trata de un laboratorio rodante sobre la base del Prius, que están utilizando en forma de "renting" varias empresas de Europa, Asía y E.E.U.U.



El sistema de baterías ha sido sustituido por unas más compactas y eficientes de iones-litio, que pueden ser recargadas por medio de un enchufe convencional o enchufe rápido y permiten al coche circular unos 20 Km de forma totalmente eléctrica y alcanzar una velocidad máxima de 100 Km/h. Una vez agotadas las baterías, entraría en acción el sistema híbrido conocido, por lo que el inconveniente de quedarse "tirado" de un vehículo eléctrico puro, deja de existir.




El motor térmico no sufre ningún cambio, pero gracias a poder circular en modo limpio durante varios kilómetros, incluso a velocidades razonables, asegura un consumo de 2,6 litros a los 100 Km y unas emisiones récord de 56 g/100 Km de CO2.



Existe también una variante más capaz del Prius en forma de monovolumen; el Prius +Reúne todas las ventajas del coche híbrido, con toda su tecnología y facilidad de uso, pero le suma una gran capacidad de carga y mayor polivalencia.



El precio del Prius en la actualidad parte de unos, nada desdeñables, 25.900 euros para el acabado básico, pero cuenta con subvenciones por parte de algunas comunidades autónomas.

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