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Mazda 3. La otra bomba de Hiroshima


Este es uno de los coches que la mayoría de la población ve circular y les puede llamar la atención por su diseño, pero que normalmente suele quedarse en el olvido a la hora de la compra. Se le podría llamar el "incomprendido". ¿Quién no ha tenido alguna vez en clase o en el trabajo a un compañero así?. Nunca nos molestaremos en hablar con él o conocerle un poco más, está ahí y punto. Pues el Mazda 3 es de esos, es un gran coche, si preguntas todo el mundo sabe cuál es, pero nadie lo tiene en cuenta. Voy a intentar cambiar esta situación porque creo que el coche lo merece.



El Mazda 3 se engloba dentro de la categoría de los compactos, donde militan los superventas Volkswagen GolfFord FocusRenault Mégane…,vamos, lo más granado de la "sociedad", por lo que lo tiene muy complicado. El diseño es muy bonito, con un predominio absoluto de líneas muy afiladas, lo que le confiere una estética moderna y agresiva.



El chasis sobre el que descansa la carrocería es el mismo que en del Focus, uno de los mejores y referencia de su segmento, por lo que las capacidades de este coche son abrumadoras. Existen solamente las versiones de 5 y de 4 puertas, no hay versión familiar ni de 3 puertas, pero realmente no creo que sean necesarias. Con estas dos variantes, el coche es lo suficientemente práctico para el uso diario y no pierde ni un ápice sus cualidades ruteras y deportivas.



La fiabilidad de los motores también está fuera de toda duda y ha sido avalada y contrastada por los exámenes de la OCU y la TÜV alemana, además de por los miles de conductores que poseen un Mazda, ya que si os fijáis, hay bastantes unidades que podríamos denominar "antiguas", es decir, de más de 10 años a sus espaldas.



Los motores que impulsan al Mazda 3 son un 1.6 CRDT con 115cv y un 2.2 CRDT con dos variantes, de 150 y 185cv. Esto en las mecánicas diésel ya que en gasolina tenemos el 1.6 S-VT con 105cv, el 2.0 DISI con 150cv o con 1cv extra si incorpora el sistema Start-Stop y el todopoderoso Mazda 3 MPS, con el motor 2.3 DISI de 260cv. Todos los motores están asociados a una transmisión manual de 5 o 6 relaciones. La marca ha desestimado el cambio automático para la exportación y sólo es posible adquirirlo con esta transmisión en Japón y Estados Unidos.



Las innovaciones tecnológicas son de vanguardia e incluso se han sacado de la manga el primer catalizador de nanotecnología simple, que evita en un 90% la utilización de metales preciosos en la fabricación de este componente.



Pero bueno, vayamos al interior. Los materiales utilizados para este coche son muy buenos y de tacto muy agradable. Los asientos son cómodos, agarran muy bien el cuerpo y encuentran el punto justo entre confort y firmeza. Encontramos la postura de conducción muy fácilmente gracias a que el volante, a diferencia de otros modelos japoneses, se puede regular en altura y profundidad.



El salpicadero está ligeramente orientado hacia el conductor y los mandos también están orientados de una forma muy ergonómica. Todo es de fácil lectura, acceso y activación. El único pero que se le puede poner es una pantalla del navegador muy pequeña, pero eso sí, han tenido el detalle de ponerla una visera para que no refleje el sol y podamos leer los mapas.



El equipamiento también es muy amplio y según acabados podemos tener luces de xenón adaptativas, asientos calefactables, sistema de reconocimiento de obstáculos en el ángulo muerto, sitema HI-FI de la marca Bose con 10 altavoces...



A la hora de la conducción, vuelvo a recordaros que su chasis procede del Ford Focus, así que imaginaros. La dirección es asistida electromecánica, y a diferencia de otros muchos coches con este tipo de dirección, en este caso es muy directa y transmite muy bien lo que pasa debajo de las ruedas. El guiado es muy preciso lo cual redunda en las capacidades deportivas intrínsecas en este coche. La carrocería no balancea en exceso, ya que el conjunto muelle-amortiguador también ha sido reforzado y ofrece un tarado a caballo entre comodidad y deportividad, vamos, que estás deseando coger una carretera con curvas.



Voy a detenerme en dos versiones que, para mi gusto, son las más reseñables; el 2.0 DISI i-Stop y el 2.3 DISI MPS, cada una por motivos diferentes.



El sistema elegido por Mazda para reducir los consumos y las emisiones en ciudad, a priori, no difiere mucho de los sistemas Start-Stop utilizados por otras marcas, pero si investigamos sobre el tema, vemos que hay muchas diferencias.



Los demás, suelen asociar este sistema a motores de ciclo diésel, por lo que el arranque de primeras, es más costoso y produce muchas vibraciones, lo cual es muy incómodo para los pasajeros. Además, todos los sistemas eléctricos del coche necesitan seguir alimentándose de la batería, con el desgaste que supone al estar el motor parado.



En el caso de la marca japonesa, al sistema en cuestión se le ha asociado a un motor gasolina y se le ha acoplado una segunda batería auxiliar para seguir alimentando a todos los componentes sin necesidad de "robarle" energía a la batería principal.



Además de arrancar de una forma silenciosa y casi imperceptible, la velocidad con lo que lo hace es de tan solo 0,35 segundos, cuando cualquier coche de otras marcas con el mismo sistema tardaría más del doble. Esto es una ventaja añadida en el tráfico intermitente de las grandes ciudades, ya que no se aprecia que el coche se haya apagado y al arrancar lo hace tan rápido que te permite salir de un cruce acelerando sin temor a que el coche tarde en reaccionar y generes con ello una situación de peligro.



El otro componente reseñable es la variante deportiva MPS. Con sus 260cv (oficiales, ya que en banco de potencia se han llegado a cifras cercanas a los 300cv), es una auténtica caja de bombas. Su diseño exterior no es especialmente llamativo. Unos aditamentos estéticos en parachoques, taloneras, un alerón trasero, el cual Mazda dice que es esencial para "pegar" el coche al asfalto a grandes velocidades, un capó delantero con toma de aire para refrigerar el intercooler y las siglas MPS en el embellecedor frontal pintado en negro Gloss, forman parte de sus diferencias respecto al resto de la gama.



En el interior podríamos decir que estamos en un 1.6 de 105cv pero con asientos deportivos y cuero, ah no, espera, ¿y este reloj con la presión de soplado del turbo?.



Móntate, abróchate el cinturón de seguridad y acelera. Brutal. ¿"Sólo" tiene 260cv?. "Oficialmente" sí. Casi acelera más que un Focus RS y si no agarras el volante con firmeza, la tracción delantera te llevará de un lado a otro de la carretera buscando algo de asfalto para agarrarse con fuerza.



La velocidad máxima está limitada a 250Km/h y es muy fácil alcanzar los 200... repito; MUY FÁCIL. Los frenos soportan muy bien el trato intensivo y las ayudas electrónicas evitan, en la medida de lo posible, que te estrelles contra un chopo cualquiera. Es una bestia, con la cara angelical de una modelo de Tommy Hildfinger.



Los precios de la gama comienzan por los 17.700 euros del Mazda 3 1.6 S-VT Active y 105cv hasta los 31.960 euros del MPS, este acabado solo disponible en la versión de 5 puertas.



Como habéis visto, creo que es un coche a tener en cuenta a la hora de la compra. Polivalente, deportivo, tecnológico, ecológico y utilizable a diario. Y si quieres caña, tienes un superdeportivo camuflado en un compacto "normalito", capaz de arrancarle las pegatinas a cualquier World Rally Car que se te cruce por el camino y quiera hacer un "pique" contigo saliendo de un semáforo.

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