Personajes: Enzo Ferrari
Enzo Anselmo Ferrari nació el 18 de febrero de 1889 en la próspera ciudad de Módena, en Italia. Hijo de Alfredo y Adalgisa, vivió en el seno de una familia acomodada, por mucho que él lo negase, llegando a afirmar que provenía de una familia "humilde y temerosa de Dios".
Su padre era propietario de una fundición y un ejemplo de que realmente no tenían "estrecheces" económicas es que de los 27 coches matriculados en Módena por aquellos años, 4 pertenecían a su familia.
En 1908, Alfredo padre llevó a sus dos hijos, Alfredo hijo y Enzo, a ver una carrera de automóviles, la cual despertó una gran curiosidad sobre ese mundo en el pequeño Enzo y que no se materializaría hasta años más tarde.
Cuando iba todo sobre ruedas, con Alfredo padre e hijo regentando la factoría con éxito y el travieso Enzo haciendo como que estudiaba, pero en realidad no era un buen estudiante; llamaron a filas a los dos Alfredo durante la I Guerra Mundial en 1916. Debido a que procedían de la clase alta de la sociedad, les relegaron a puestos poco peligrosos, pero no pudieron librarse de la gripe tifoidea y murieron.
Un año más tarde, en 1917, Enzo fue llamado también a filas y quiso trabajar como mecánico del ejercito, aunque sus superiores no le tomaron en serio y al final, se encargó del herraje de los caballos. Enzo contrajo pleuresía, una enfermedad comúnmente mortal y a la que sobrevivió después de dos operaciones a vida o muerte. Debido a su frágil estado de salud, le licenciaron y Enzo volvió a casa para seguir con el negocio familiar, pero éste se había ido a la quiebra.
Retomó pues sus estudios y en 1919 decidió viajar a Turín para trabajar en Fiat, donde le "despacharon" alegremente diciéndole que "Fiat no es lo suficientemente grande para dar trabajo a todos los italianos en paro". Durante su viaje, entabla una gran amistad con Ugo Sivocci, piloto de carreras que media para que su empresa, Construzzione Maccaniche Nacionali, le contrate. Durante algunas carreras, Enzo fue piloto de la escudería cosechando un par de éxitos. Durante ese año decide invertir parte del capital familiar en comprar vehículos Alfa Romeo, modificarlos y competir, consiguiendo la segunda posición en la Targa-Florio de 1920.
En 1923, después de ganar el gran premio de Ravenna en el circuito de Sivocci; Enzo conoció a Enrico y Paolina, los condes de Baracca. Paolina sugirió a Enzo que pusiera sobre sus coches un símbolo que lucía su hijo Francesco en su avión; derribado durante la guerra y, que no era otro que el famoso "cavallino rampante". Otra versión de esta historia y, para mí, la más creíble, es que el "cavallino rampante" era un regalo que recibió el propio Enzo por parte de su hermano, de las manos de los padres de un tal Francesco, instructor de vuelo de Alfredo y fallecido junto con éste en combate. En este mismo año, se casó con Laura.
El caso es que Alfa Romeo no le permitió poner ese símbolo sobre su coche mientras competía con ellos. Ganó por fin la Targa-Florio en 1924 y su mujer, Laura le convenció de que dejara de pilotar. En 1925, ya con Enzo como director deportivo de la marca, fallece Antonio Áscari, en un circuito cerca de París, con un Alfa P2 preparado por el ingeniero Vittorio Jano, procedente de Fiat y contratado a instancias de Enzo. Después de aquel fatidico accidente, los de Alfa dejaron de utilizar el P2 pero Ferrari se los quedó, comprando posteriormente todos los modelos que iba desechando la marca para la que trabajaba.
Los modificó y siguió compitiendo con esos coches durante una década hasta la llegada de los problemas financieros por parte de Alfa en 1932, que le obligaron a suspender su programa deportivo. Ferrari seguía compitiendo con esos Alfa pero a título particular, y fue cuando empezó a utilizar el "cavallino" en sus coches.
En 1934 ocurrió un suceso que marcaría una muesca en el carácter de Enzo, y es que en un repostaje en el circuito de Pescara, exigió a su piloto que corriese más que sus rivales que, por aquel entonces, eran las famosas "flechas de plata" de Mercedes Benz. A 260 Km/h, una ráfaga de viento hizo que el piloto perdiera el control del coche y se estrellase contra el muro de una vivienda, muriendo dos días más tarde. A raíz de aquello, Enzo se prometió no acudir nunca jamás a una carrera, cosa que cumplió.
En 1938, Alfa Romeo, intervenida por el gobierno italiano, crea la división de competición Alfa Corse donde Enzo ejercía como director deportivo, aunque sus desavenencias con un tal Wifredo Ricart (creador de los automóviles Pegaso), que intentaba poner en orden a Alfa y la insistencia de Alfa a comprar la Scudería Ferrari, le obligaron a crear una marca de tapadera para competir con sus propios coches, la AAC o Auto Avio Construzioni, dedicada a fabricar componentes de aviación. Bajo ese seudónimo se creó el AAC 815, con Alberto Ascari y Lotario Langoni a sus mandos, ganando la Miglie Milla en 1940. No construyó más coches porque debido a la II Guerra Mundial, Ferrari se convirtió en fabricante de material bélico.
En 1943 se instaura la Ley de Descentralización de la Industria para evitar bombarderos en aglomeraciones industriales, así que Ferrari fue trasladada a un pequeño pueblecito de los alrededores de Módena; Maranello. Allí es donde gracias a un proyecto cofinanciado por el gobierno italiano, se constituye la factoría Ferrari y comienza el mito. En 1945 nace el hijo bastardo de Enzo; Piero Lardi, fruto de un desliz con Lina Lardi y a la que Ferrari denominaba siempre como "la otra". No reconoció su paternidad hasta la muerte de su esposa Laura en 1978. Actualmente Piero posee el 10% de las acciones de la compañía.
En 1947 se presenta el primer coche con el nombre de Ferrari; el 125S, el cual, ganó 10 de las 28 carreras en las que compitió y en 1951 se presenta el primer Ferrari de serie; el 250.
En 1956, muere su querido hijo Alfredino o Dino, como le llamaban afectuosamente, a los 24 años de edad, aquejado de distrofia muscular. Este hecho, marcó un antes y un después en la vida de Enzo. Durante el mismo año y por el dolor que le supuso la pérdida de su vástago, comenzó a tener ciertos desordenes mentales que favorecieron su separación de Laura. Se mudó a un apartamento dentro de la factoría y se puso unas gafas negras en señal de luto y respeto, que no se quitaría ni en el interior de los edificios.
Comienza también en ese año la decadencia y la reclusión a la que se auto-sometió durante el resto de su vida. Se comentaba que antes de ejercer su trabajo en su oficina, visitaba el mausoleo familiar para rezar por el alma de Dino.
En 1957, el primer español que condujo un F1 de Ferrari, el marqués Alfonso de Portago, se estrelló a más de 260 Km/h en Brescia, muriendo él, su copiloto y otras 10 personas del público. La justicia italiana acusó a Enzo de homicidio involuntario y le retiró el pasaporte durante tres meses mientras duró la investigación. La prensa italiana le apodó Saturno, lo cual era un mote muy hiriente para él. Según la mitología griega, Saturno mataba a sus hijos recién nacidos por temor a que le superasen.
En 1969 y después de alguna que otra dificultad económica, Enzo se desplaza a Turín para cerrar el acuerdo por el que Fiat pasará a controlar el 50% de las acciones, aumentándose hasta el 90% después de su muerte.
En 1972 se inauguran las nuevas instalaciones de Ferrari en Fiorano, a 4 kilómetros de Maranello, con una pista de pruebas para desarrollar sus creaciones; todo financiado por Fiat. En 1977, Enzo Ferrari renuncia a su cargo de presidente de la compañía debido a su delicado estado de salud, pero asegurando que seguirá como buenamente pueda las evoluciones de la división deportiva de la marca.
El 27 de enero de 1978 fallece Laura, la mujer de Enzo y éste aprovecha para confesar que Piero Lardi, que llevaba trabajando para la compañía desde hace más de 10 años, es su hijo y le reconoce los apellidos.
Durante la presentación del F40 en 1987 para conmemorar los 40 años de existencia de la marca, Enzo tuvo que pronunciar un discurso hacia todos los asistentes, sentado y con claros signos de fatiga debido a su estado paupérrimo de salud.
Como veis, Enzo es un personaje muy inspirador y a pesar de sus desmanes y desvaríos después de la muerte de su hijo, fue un personaje muy respetado y venerado por los que le conocieron. Los "palos" que le dio la vida pudieron destruirle o hacerle más fuerte, pero lo que sí está claro es que sin él, el "mito Ferrari" nunca hubiera existido.
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