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El personaje: Ferruccio Lamborghini

 

Es uno de los nombres propios más relevantes de la automoción moderna. Ferruccio Lamborghini, nació en Italia el 28 de Abril de 1916, en un pueblo llamado Rinazzo di Cento de la comarca de Ferrara (no confundir con Ferrari). Nació bajo el signo del zodiaco de Tauro, así que nos podemos imaginar de donde procede el logotipo de todas sus máquinas. Además de adulto, mantuvo una estrecha relación con todo lo relacionado con el mundo de la tauromaquia y en general de la cultura española ya que fue íntimo amigo de Eduardo Miura, Carmen Sevilla o Don Juan de Borbón. De ahí dilucidamos también el porqué de los apellidos de sus automóviles; Espada, Miura, Islero, Urraco…, fueron nombres de ganaderías o toros que marcaron de tragedia y gloria, alguna de las tardes festivas de nuestro país. Esa tradición todavía se mantiene en la actualidad con nombres como Diablo o Reventón, por ejemplo.



Los padres de Ferruccio eran agricultores y él les ayudaba en sus tareas, pero con la industrialización, su padre y él comenzaron ha trabajar en una fábrica de tractores. Esa experiencia le animó a estudiar técnico en mecánica en Bolonia.



Más tarde estalló la II Guerra Mundial, fue reclutado por las Fuerzas Aéreas y destinado a Rodas, Grecia. Gracias a sus estudios, trabajó en los talleres del ejército hasta que fue capturado por los ingleses. Allí también ejerció de mecánico con ellos y ese aprendizaje le sería muy útil en el futuro.



Cuando acabó la guerra, Ferruccio volvió a su pueblo natal. Allí observó que hacía falta mucha maquinaria agrícola, así que empezó comprando vehículos militares de desguace para arreglarlos y transformarlos en tractores. Con el tiempo, fue amasando una cierta fortuna, lo que le llevó a diversificar su negocio fabricando calefactores y aparatos de aire acondicionado. Todo esto le convirtió en uno de los empresarios más prósperos de los años 60 en Italia. También quiso construir helicópteros, hasta diseñó uno; pero el gobierno de Italia no le dio la licencia para poder fabricarlos.



Como gran aficionado al automóvil, tenía en su garaje varios coches deportivos; un Mercedes 300 SL "alas de gaviota", un Maserati 3500 GT, un Jaguar E-Type, un Lancia Aurelia B20... pero una de sus marcas preferidas como buen italiano que se precie, era FerrariLlegó a poseer tres modelos diferentes y en todos tuvo problemas con el embrague.



Aquí nace "extraoficialmente" la marca, y es una historia que me encanta. Ferruccio harto de sus problemas con esos embragues, fue a decírselo al mismísimo Enzo Ferrari a Maranello para que le pusiera remedio. Enzo, poco más que le contestó que si estaba acostumbrado a conducir máquinas de campo, era normal que rompiese todos sus embragues, además de que un fabricante de tractores no tenía que decirle como fabricar sus deportivos. A partir de ahí, todo fueron insultos y descalificaciones Ferruccio salió del despacho gritando que todos sus coches eran autentica basura.



Cuando llegó a su casa, se dispuso a reparar esos embragues por si mismo y se sorprendió mucho al comprobar, que muchas de las piezas, eran las mismas que las que utilizaban sus tractores. Algunas de ellas las sustituyó por otras más duras y no volvió a tener problemas jamás.



Ya no se sabe si fue por el "cabreo" con el que salió de Maranello o porque ya era una idea que le rondaba por la cabeza, el caso es que en 1963 abrió su fábrica de Automobili Ferruccio Lamborghini S.p.a en Santa Agatha Bolognese, en el actualmente denominado valle de los superdeportivos y donde en sus alrededores se encuentra también Maranello con FerrariMaserati y la factoría de Horacio Pagani, donde se ensambla el Huayra actualmente.



Se rodeó de los mejores ingenieros de la época recuperados de FerrariGiotto Bizarrini, Giampaolo Dallara, Bob Wallace..., y un año más tarde salió a la venta el Lamborghini 350 GTV. Este coche fue elogiado hasta por la gente de Maranello.



Pero Ferruccio, al contrario que Enzo, no quería involucrarse en el mundo de la competición, lo que originó que sus chicos, aficionados a las carreras, creasen un coche a sus espaldas. Cuando Ferruccio lo descubrió, en vez de enfadarse, les dio luz verde para continuar y ese germen de coche de competición se fue evolucionando hasta que poco más tarde nació uno de los mejores exponentes y un mito automovilístico de la historia de la marca; el Lamborghini Miura.



Para saber como lo aceptaría el público, lo dejó aparcado en la puerta del Casino de Montecarlo, y cuando vio siete filas de personas rodeando y admirando su coche, decidió fabricarlo.


Todo le fue sobre ruedas (nunca mejor dicho), hasta principios de la década de los 70, cuando se obcecó en fabricar un Lamborghini "pequeño" al estilo del Ferrari Dino; el Urraco, que al final resultó poco rentable. Todo eso y la crisis del petróleo del 72, obligaron a Ferruccio a deshacerse de un 51% de las acciones de la marca a favor de Henri Rossetti, el cual, animó a su amigo Rene Leimer a comprar el 49% restante. Los siguientes años fueron un auténtico desastre en cuanto a gestión de la marca y en 1977, estuvo al borde de la quiebra.




También, se deshizo de la división de tractores, quedándose solamente con la fabricación de calefactores y aire acondicionado que gestionaba su hijo, Tonino Lamborghini, ahora dedicado con un gran éxito a los complementos y relojes.



Ferruccio se retiró a su finca de 32 hectáreas en Panicarola Umbría, donde se dedicó a otra de sus pasiones que era la viticultura. Siguió ganando dinero comercializando su vino denominado "Sangre de Miura", gestionando el campo de golf de la localidad y disfrutando de su retiro hasta que falleció el 20 de Febrero de 1993 en Perugia, curiosamente, el mismo día que se presentaba en sociedad el Lamborghini Diablo.

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