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Suzuki Swift Sport. ¿Callejeando?

Este coche siempre me a parecido muy simpático. Es un componente más del segmento B, el de los utilitarios, pero casi nunca se tiene en consideración a la hora de hacer la compra.

Los que buscan ese tipo de vehículos se decantan casi siempre por un Ford Fiesta, un Peugeot 207, un Renault Clio, un Citroën C3 y los más "cool", se decidirán por un Mini, un Fiat 500 o un DS3; por citar algunos ejemplos. A Suzuki le ocurre lo mismo que a su compatriota Mitsubishi con los coches de corte urbano, en los que que nadie cae en la cuenta de que existen y que además, fabrican buenos coches, sean del segmento que sean.



El Swift destaca por su diseño exterior, con líneas muy afiladas y poderosas, a pesar de ser un utilitario de 3,89 metros de largo. Da la impresión de tener más chapa que cristal, aunque la visibilidad es más que correcta en todos los ángulos.



En esta variante más deportiva denominada Sport, además cuenta con varios alicientes extras, como las exclusivas llantas de 17", que aumentan más su carácter deportivo; doble salida de escape con difusor trasero, alerón trasero con luz de freno incorporada, que además de darle un toque estético, favorece el agarre del eje posterior a ciertas velocidades; faros delanteros con recubrimientos de color gris, los pilares A y B son de color negro y las lunas traseras están parcialmente oscurecidas. Cuesta mucho cruzarse con uno por la calle y no girar la cabeza para observarlo detenidamente.



El interior está muy bien rematado, con unos ajustes excelentes y con los mandos bien ordenados. Puede parecer un poco soso respecto a sus rivales y ese predominio de plásticos duros por todo el salpicadero no sé yo si en un futuro puede dar lugar a "grillos" con el uso y el paso del tiempo. Pero todo tiene "a priori" una factura muy buena y es bastante funcional.



Los asientos aúnan el equilibrio perfecto entre comodidad y deportividad. Agarran muy bien el contorno del cuerpo y son lo suficientemente duros como para estar mucho tiempo sentado y lo suficientemente blandos como para que no te duela la espalda en el intento.



Hay detalles acabados en cuero y ribeteados con hilo rojo, como el volante, el pomo de la palanca de cambios y parte de los citados asientos. Los relojes son de fácil lectura. Todos los mandos tienen un tacto perfecto y tienen pinta de ser bastante resistentes al uso diario.



El equipamiento en esta versión tope de gama, también es bastante abrumador y se desmarca de sus rivales directos al incorporar de serie, elementos tales como sistema de arranque sin llave, radio CD/MP3 con Bluetooth y conexión por medio de USB, climatizador automático o volante multifunción, entre otras cosas.



El motor elegido para impulsar a este pequeño utilitario, es un poderoso 1.6 de gasolina, atmosférico y con, nada más y nada menos, que 136cv de potencia. Son 11cv más que su antecesor y además, en esta ocasión a mejorado mucho en temas de emisiones y consumos ya que sólo necesita 6,4 litros a los 100 Km y emite 147g/CO2 cada 100 Km.




Para ello también colabora una nueva caja de cambios de seis relaciones ya que en la edición anterior tan solo contaba con una de cinco marchas. Las prestaciones que atesora son más que loables, siendo capaz de acelerar de 0-100 Km/h en 8,7 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 195 Km/h.




Es tan práctico circular con él por las grandes urbes atestadas de coches y tráfico, como divertido y adictivo conducir "a tumba abierta" por una carretera de montaña; como viajar relajadamente por autopista a un ritmo elevado. Es un coche muy polivalente a pesar de su "cascarón" de urbanita.



Si yo fuese más joven, pongamos unos 10 años menos y tuviese unos 16.000 euros disponibles para comprar un coche utilitario nuevo, sin duda tendría muy en cuenta a este Suzuki. Es ágil, es bonito, es juvenil, es deportivo, viene muy bien equipado y tiene un gran motor. ¿Quién da más por menos?

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