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Maserati Quattroporte. Alternativa exclusiva

Maserati siempre ha sido sinónimo de lujo y deportividad, siempre ha fabricado coches de culto y entrañables, ha tenido varios éxitos en la competición y, por desgracia, lleva toda una vida en la cuerda floja.


Después de tener un futuro incierto durante muchos años, de haber estado a punto de desaparecer y de haber pertenecido a varios grupos automovilísticos, la marca del tridente de Neptuno ha sabido siempre resurgir de sus cenizas y reinventarse una y otra vez hasta llegar a nuestros días con un cierto estatus de exclusividad.


Ahora pertenece al Grupo Fiat, con Sergio Marchionne a la cabeza el cual, ya tiene un plan de desarrollo para la marca en los próximos años con la única finalidad de hacerla más rentable. De esta manera, el primer producto que pertenece a la nueva era de Maserati será el Quattroporte que, aunque parezca mentira, ya va por su sexta generación.


Cuenta la historia que al principio de los años sesenta, el príncipe persa Aga Khan, encargó un Maserati especial del cual, se encargó de su diseño Pietro Frua. Este vehículo inspiró a Frua para diseñar la primera generación del Quattroporte y así se inventaba el segmento de las berlinas deportivas. Montaba un 4.1 V8 con 256cv y alcanzaba los 230 Km/h, además de poder transportar cómodamente a cuatro ocupantes y su respectivo equipaje. Han pasado 50 años y cinco generaciones más (algunas con más éxito que otras), hasta llegar al último representante de la saga que ahora desgranaremos.


El nuevo buque insignia de la marca del tridente, se presenta con un nuevo diseño en el que se mezcla la deportividad que imprimen todos sus modelos y la clase y el corte característicos de los modelos procedentes de Italia. La carrocería es enorme, ya que mide 5,26 metros de longitud, 1,94 de ancho y 1,48 m de alto. Predominan las líneas suaves y apenas existen nervaduras que denoten un mínimo de deportividad extrema, tan solo existe una pequeña línea lateral ascendente que parte desde las puertas posteriores y se funde con la zaga. También cuenta con unas branquias laterales que tan solo tienen una misión estética, aunque también disipan parte del calor desprendido por el motor, pero bastante poco.


Para su fabricación se han utilizado materiales como el aluminio y el magnesio, por lo que ahora es en torno a unos 100 Kg más ligero que su predecesor y por fin se ensambla todo el coche en una misma factoría, la que pertenecía a Bertone, situada en Bolonia. Muchas de las piezas procedían de varias empresas externas y ahora es tan solo el grupo mecánico, que se envía directamente desde Maranello, el único elemento externo que no se fabrica y ensambla en la nueva fábrica.


Debido a su gran tamaño, las plazas traseras se benefician de un mayor espacio para los ocupantes y el maletero ha ganado 80 litros más de capacidad. Mantiene un reparto de pesos de 50/50 entre el eje delantero y trasero, se ha adelantado el depósito de combustible y el motor se ha situado por detrás del eje delantero, para aumentar la capacidad del maletero, que ya hemos comentado, además de poder incorporar la tracción total, unos radiadores más grandes y dos intercooler.


En el interior nos encontramos con los mejores materiales y unos ajustes de bandera. El cuero, la nappa, el tejido Alcántara, madera y aluminio pulido, se podrán pedir como complementos al interior, ya de por si, suntuoso. Se han eliminado varios botones de mando y se han sustituido por una pantalla táctil de 8,4" muy intuitiva y fácil de manejar con la que se podrá controlar la radio, climatizador, reproductor de DVD y el navegador de serie y los botones que no se han podido sustituir, ahora se presentan más ordenados y menos caóticos.


También cuenta entre el cuentarrevoluciones y el velocímetro, con una pantalla TFT de 7" que indica varios parámetros del ordenador de a bordo. El espacio está fuera de toda duda en todas sus plazas, la postura de conducción es muy cómoda y los pasajeros traseros cuentan con mandos de la climatización para ambas plazas, pero el diseño general del salpicadero me parece un poco anodino. El volante me parece bastante feo y en general, no me transmite ningún tipo de sentimiento de poseer un coche exclusivo y caro. Por lo que he leído, lo han diseñado teniendo más en cuenta los gustos asiáticos que los gustos europeos, ya que China y Rusia, representaran un papel importante en cuanto al pastel de ventas de la nueva Maserati.


En un principio, la gama del Quattroporte se compondrá de dos mecánicas de gasolina, diseñadas por Maserati y fabricadas por Ferrari; un 3.8 V8 Twin Turbo con 530cv, capaz de acelerar de 0-100 Km/h en 4,7 segundos y alcanzar los 307 Km/h de velocidad máxima. Con ese motor y el chasis más liviano que su predecesor, es la berlina con mejor relación peso-potencia del segmento (3,6 Kg/cv). Contará también con un modelo más básico 3.0 V6 Twin Turbo, con 410cv de potencia, que acelera de 0-100 Km/h en 5,1 segundos con tracción trasera y 4,9 con tracción total, alcanzando los 285 Km/h de velocidad punta.


Ambas mecánicas cuentan de serie con un cambio automático de 8 relaciones firmado por el especialista ZF, con levas detrás del volante y cinco modos de cambio: Auto Normal, Auto Sport, Manual Normal, Manual Sport e I.C.E (Increased Control Efficiency). También se pueden elegir ambas mecánicas con tracción total o trasera y el cambio ha sido especialmente desarrollado para las dos opciones. Mejora el confort, aumenta la rapidez del cambio y favorece unos consumos que se sitúan en tan solo 11,9 litros/100 Km para el V8 y 10,5 l/100 Km para el V6. Ello también se consigue gracias a que se incorpora el sistema Stop/Start en toda la gama. Más adelante, se coquetea con la idea de comercializar una versión 2.8 V6 y menor potencia, casi bajo los estándares del gobierno chino, que grava a los vehículos de más de 3 litros y un V6 Common Rail y triple turbo, que se estima que rondará los 350 o 380cv. 


En el orden de marcha, nos encontramos con un "transatlántico" de más de 5 metros, que corre mucho, acelera mucho y no es capaz de absorber la carretera como sería de esperar en un Maserati. Tiene muchas virtudes; es más ágil, gracias a su peso más liviano, es más equilibrado, gracias a su perfecto reparto de masas, tiene una dirección hidráulica, que permite un mayor contacto con lo que pasa debajo de las ruedas y el sonido que emana de los escapes es simplemente brutal. Pero aunque seleccionemos el modo Sport que endurece la dirección, las suspensiones y aviva las reacciones del acelerador; el chasis no es capaz de neutralizar del todo los balanceos propios de semejante envergadura y existe más subviraje del que puedas esperar.


Aun así, es un coche con el que disfrutaran conduciendo sus afortunados propietarios (a pesar de ir con el resto de la familia). El único "pero" del que puedo acusar al nuevo buque insignia de Maserati, es la tendencia que tiene a gustar a los nuevos mercados asiáticos y del este, olvidándose un poco de sus orígenes europeos y sobre todo, italianos, donde las palabras "Cuore", "Sportivo" y "Passione" no van ligadas al amor, sino al mundo del automóvil.


A partir de 116.000 euros, podrás adquirir desde esta primavera, una gran berlina con alma deportiva, lujosa, diferente, tecnológica, cómoda y rápida, que rivaliza directamente con los buques insignia de las marcas más punteras como el Mercedes Benz Clase S, el BMW Serie 7, el Jaguar XJ o el Bentley Flying Spur.


Pero los planes de Marchionne no acaban aquí y Maserati prevé comercializar hasta 5 modelos nuevos desde ahora hasta el 2018. Entre ellos, ya tiene luz verde la fabricación del SUV Maserati Kubang, del que ya hablamos hace un tiempo, pero ahora con la denominación Levante y además, también se pondrá a la venta un hermano pequeño del Quattroporte, que rivalizará directamente con los Clase E y Serie 5 de Mercedes Benz y BMW y se denominará Ghibli, un apellido que se recupera de un antiguo modelo de la marca.


Estoy ansioso por conocer los nuevos modelos de la marca, pero también tengo la esperanza de que no cambie de rumbo y se desvirtúe la magia del tridente de Neptuno en pos de una mayor rentabilidad. Aunque si mantienen su esencia a pesar de entrar en segmentos desconocidos, como hizo Porsche en su día con el Cayenne o el Panamera, me quitaré el sombrero ante una marca que, personalmente, me gusta mucho, a pesar de cierto pasado oscuro.

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