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Prueba: Subaru Legacy 2.0d Executive S



El Subaru Legacy que tenemos entre manos, es un gran coche que pertenece al segmento D que es el de las berlinas medias y tiene que batirse en duelo con los gigantes del segmento como el Audi A4, BMW Serie 3, Ford Mondeo, Renault Laguna o Peugeot 508, por poner unos pocos ejemplos. La mayoría son superventas y muy conocidos por todos.


Unos ofrecen diseño, otros imagen de marca, otros más o menos tecnología novedosa, otros, simplemente, un precio de venta de auténtico derribo. ¿Y qué ofrece el Legacy?. Pues eso lo veremos ahora.

De momento; posee un halo de cierta exclusividad, ya que no es un coche al que veamos circular habitualmente por nuestras calles. El diseño que nos ofrece es diferente a lo que otras marcas nos tienen acostumbrados; con un frontal poderoso en el que destacan unos grandes faros y una parrilla discreta con el logo de las estrellas en el centro. El capó delantero tiene unas nervaduras que le aportan cierta imagen dinámica y según sea la versión que estemos conduciendo una entrada de aire adicional en el centro, que recuerda a la que llevaban también el famoso Subaru Impreza de rallies, que tantas satisfacciones deportivas proporcionó a la marca, sobre todo, con un tal Collin Mc Rae a la cabeza.

La planta lateral no difiere mucho de otras berlinas de ese segmento, aunque sí que es cierto, que parece que la carrocería se asienta más cerca del suelo y las llantas multirradio de 17 o 18", favorecen esa sensación (también hay de 16").

De hecho; en Subaru saben muy bien que rebajar el centro de gravedad de un vehículo es muy importante para que éste sea mucho más dinámico en una conducción "alegre" y gracias a la configuración de sus motores, de los que hablaremos luego; se pueden permitir el lujo de "jugar" con estos parámetros, en los que son auténticos especialistas.


La zaga es también muy musculosa y en cierta medida recuerda a la trasera de un Mercedes Benz  Clase E. La línea procedente del techo desciende de manera muy suave hasta el portón del maletero que cuenta con una capacidad más que suficiente de 486 litros que, además, cuenta con un umbral de carga bastante bajo, aunque las formas del interior no sean extremadamente aprovechables como consecuencia de las formas de los pasos de rueda.

Para eso existe también una versión familiar Station Wagon, con un maletero más rectilíneo y que puede aumentar su capacidad hasta los 1.726 litros con todos los asientos replegados.

Y si todavía no estáis conformes y queréis un vehículo más campero, que cubra vuestras necesidades deportivas o de fin de semana; podéis elegir otra versión sobre la misma base y carrocería familiar, denominada Outback. Está sobreelevada unos centímetros, con suspensiones y controles de tracción con programas específicos, además de contar con protecciones y defensas para los bajos del coche. Por si de verdad sois unos auténticos aventureros.


Una vez en el interior nos encontramos en un ambiente acogedor y en donde nos encontraremos muy a gusto en muy poco tiempo. El asiento del conductor de la versión que tuvimos la opción de probar, tenía regulación eléctrica, aunque a mí me costó un rato encontrar la posición perfecta (sí, soy un poco torpe). Una vez que la encontremos no os preocupéis por perderla, ya que cuenta con dos memorias predeterminadas donde podemos guardar nuestra configuración preferida.


Los asientos estaban tapizados en cuero y eran realmente cómodos, aunque eché en falta un poco más de sujeción lateral. El salpicadero era de líneas muy limpias y libre del exceso de botones que tienen otros modelos equivalentes como un Insignia, por poner un ejemplo gráfico.

Eso no quiere decir que no tenga equipamiento o sistemas de confort que sí que tienen otras marcas, solo que no se ven o están ubicados de manera que sólo el conductor pueda activarlos y que no haya nadie que "hurgue" en donde no le llaman.
En los asientos traseros nos encontramos con mucho espacio disponible 
para las piernas y unas banquetas que agradecerán los ocupantes por tener el grado perfecto de dureza y confort, preparados para afrontar grandes distancias. Aunque sólo dos pasajeros irán cómodos en la parte posterior ya que el túnel central es bastante voluminoso pero, a cambio, también dispondrán de una altura libre al techo muy buena, a pesar de tener esa línea descendente en la zaga.


El cuadro de mandos es muy atractivo, con un tono azul retro-iluminado que no cansa a la vista en conducción nocturna y que es de muy fácil lectura.

Una cosa que me llamó la atención fue el indicador ECO situado en la parte izquierda. Este indicador nos alienta a realizar una conducción lo más ecológica y económica posible de manera analógica.


Cuando lo estamos haciendo bien (cambiando las marchas cuando el propio coche nos lo indica, frenando y reduciendo con antelación, circulando a bajas revoluciones...) la aguja se mantiene de la mitad del indicador hacia abajo y si practicamos una conducción deportiva y exprimimos el poderoso motor hasta el límite, la aguja se dispara y nos indica que estamos consumiendo una barbaridad y contaminando lo suficiente como para que nos detengan los firmantes del tratado de Kioto. Es una buena manera de concienciarnos y hacernos concentrar en nuestra conducción eficiente, además de práctica y barata, sin ningún tipo de artificio ni gráficos digitales, a veces incomprensibles.


El equipamiento de serie puede ser muy excelso según versiones y opciones disponibles, así que entre otras "delicatessen"; el Subaru Legacy puede contar con navegador con pantalla táctil de 7", volante multi-función, Bluethooth con manos libres, equipo HI-FI con entrada USB y puerto auxiliar, ayuda de arranque en pendientes, sensores de luces y lluvia, sensor de aparcamiento con cámara trasera, limitador-regulador de velocidad, climatizador bi-zona, arranque manos libres por botón, ordenador de a bordo, asientos de cuero, eléctricos y calefactados, faros de xenon, reposacabezas activos, airbags frontales, laterales y de cortina, control dinámico del vehículo VCD...


En este último "gadget" me voy a detener un poco para explicároslo. El sistema VCD supervisa, por medio de unos sensores repartidos por todo el vehículo, la trayectoria ideal del coche en todo momento. Si nos pasamos con el giro del volante o no lo giramos lo suficiente en una curva y la estabilidad del vehículo se siente comprometida, el sistema actúa sobre el control de tracción, la dirección y los frenos, para distribuir el par disponible de tal manera que el coche no pierda nunca la trayectoria.


Si a esto le sumamos que el coche tiene tracción total simétrica en las cuatro ruedas y un centro de gravedad idóneo, a pesar de su envergadura de 4,75 metros; nos encontramos con un vehículo realmente efectivo en carretera abierta y con el que podremos tomar las curvas sin apenas balanceos y a una velocidad asombrosa con total seguridad.

Los motores disponibles para toda la gama Legacy son tres; un gasolina 2.0i con 150cv, un 2.5i con 173cv (esta variante mecánica no se vende en nuestro país) y el diésel 2.0d con 150cv, que fue el que tuvimos la oportunidad de probar. Todos van asociados a una caja de cambios manual de seis relaciones y pueden montar una automática opcional Lineartronic en las versiones impulsadas por gasolina.


Todas las mecánicas tienen tracción total y no existe la posibilidad de montar ni delantera, ni trasera. Es la única opción motriz disponible que añade un plus de seguridad en cualquier tipo de firme.


Todos los motores, tanto en gasolina como en diésel, son de tipo boxer, o sea; que los cilindros actúan de manera opuesta entre sí y por lo tanto favorece al máximo el reparto de pesos y ayuda a que el centro de gravedad del coche sea casi perfecto.

El 2.0d con 150cv, es el primer motor boxer de ciclo diésel del mercado, que atesora un funcionamiento ejemplar en todo momento y ofrece una "patada" importante en el momento en el que acariciamos el acelerador. Acelera de 0 a 100 Km/h en unos discretos 9,3 segundos, ya que su peso en vacío de 1.527 Kg y la "pegajosa" tracción total, no favorecen a que el coche pueda hacer mejores mediciones. La velocidad máxima también es bastante discreta ya que su punta es de tan solo 206 Km/h, pero en las mejores condiciones ningún guardia de tráfico nos dejará llegar hasta ese límite, así que no es preocupante.


Lo interesante es como entrega esa potencia. Lo dicho; era acariciar el acelerador en cuarta y el coche recuperaba con una gran contundencia. En quinta, idem. La fuerza siempre estaba disponible incluso hasta en sexta velocidad, que comúnmente sirve para reducir consumos y que, por cierto, se plantan en unos frugales 5,6 litros/100 Km a pesar de todas las taras que tiene en su contra (tracción 4WD, peso, longitud...). Realizar adelantamientos fulgurantes con este coche es realmente sencillo y no hace falta pensárselo mucho cuando tenemos que hacer esa maniobra.


También es un coche muy engañoso, ya que siendo una gran berlina y con unas cotas bastante contundentes, me pareció un vehículo extremadamente ágil. A ver; no es un urbano ni nada parecido pero, gracias a su excelente tracción, el coche se siente muy manejable en casi cualquier circunstancia, aunque su medio natural son las carreteras abiertas y donde podamos realizar una conducción relajada a velocidad constante con total seguridad y con un aplomo considerable.


Aunque tampoco se le atragantan las zonas reviradas con curvas de diferentes grados. La tracción integral y el perfecto equilibrio en el reparto de pesos, junto con una amortiguación de serie firmada por el especialista Bilstein, hacen del Legacy un rival bastante serio en cualquier trazado de montaña. Lástima que se vea lastrado por su envergadura y un pequeño "sobrepeso", aunque la carrocería aguanta muy bien los cambios bruscos de dirección y apenas balancea.


La sensación al volante no es tan precisa como me gustaría. Me pareció que no era excesivamente comunicativa y que tenía ciertas holguras en su manejo que me invitaban a hacer pequeñas correcciones sobre la marcha, pero nada que realmente resultase preocupante ni incómodo. Probablemente sea debido a que es una dirección que quizás esté demasiado asistida, lo que viene muy bien en la ciudad, pero que en una conducción deportiva debería de endurecerse un poco más de manera electrónica, como en otros coches del mismo segmento.


Los frenos son de disco a las cuatro ruedas y tienen un funcionamiento perfecto. Detienen el coche de manera contundente y el tacto del pedal es muy fácil de dosificar. Aunque si abusamos de su buen funcionamiento de manera muy continuada pueden acusar un desgaste un tanto desproporcionado como consecuencia del citado peso total del vehículo.

En condiciones normales es un coche cómodo y en el que prima el silencio de rodadura, sin ningún tipo de rumorosidad o vibración procedente del motor, aunque a ciertas velocidades sí que se deja escuchar ligeramente el viento chocando con la carrocería, pero no resulta excesivamente molesto.


Para esta variante de ciclo diésel existe la opción de montar el acabado Sport que incluye componentes específicos que hacen del Legacy algo más deportivo, aunque sin excesos. Podemos elegir entre una gama de 8 colores diferentes para la carrocería (la unidad probada era de un color Ice Silver Metalic) y 5 tipos de tapizados para el interior; dos de cuero y tres de tela, además de poder adquirir algunos de los accesorios opcionales que harán de nuestro Legacy un poco más personal.


Todo ello lo podréis conseguir por una factura final que parte desde los 31.300 euros con los descuentos aplicados por la marca y en la versión sedan, a los que habría que incluir otros 1.500 euros si nos decantamos por la carrocería Station Wagon.


Bajo mi punto de vista; es un coche de "padre"; pero de padre moderno y con un carácter jovial, con un diseño diferenciador, una gran motricidad, bastante espacio disponible, unos motores duraderos y efectivos, unos acabados muy logrados (a pesar de abusar un poco de plásticos duros) y con cierta exclusividad.

Es un gran coche, pero a la vez es también un gran incomprendido. Tiene muchas virtudes para pelear entre lo más granado de la sociedad, pero a la gente en general no le acaba de entrar la marca por el ojo derecho y se decantan por otros modelos de la competencia que se valen de una imagen de marca más consolidada y por ello; suelen pagar más por menos.


El Legacy mantiene en el mercado una tecnología mecánica que favorece mucho el reparto de masas del vehículo 
y que no debe ser mala del todo, ya que el mismísimo Porsche 911 lleva manteniendo esa configuración en todos sus modelos desde sus orígenes, hace ya 50 años.


A pesar de su tamaño y la apariencia de coche "serio", el Subaru es un prodigio a la hora de afrontar tramos con muchas curvas (algo habrán aprendido de cuando arrasaban en los rallies), pero también es un coche muy civilizado cuando circulamos por vías bien asfaltadas y con doble carril. Nunca pierde la compostura y si la pierde; la electrónica del vehículo actuará en consecuencia para corregir esos excesos. 


La tracción total le aporta un plus de seguridad en cualquier circunstancia. Ya sea con asfalto seco, mojado o con nieve y hielo; el Subaru nos sacará siempre de cualquier atolladero con el que nos encontremos.

La gama de motorizaciones no deja mucho margen de elección, pero los 150cv en ambas mecánicas son más que suficientes para mover el coche con soltura y acelerar con contundencia, si se diera el caso, para evitar males mayores.


Lo que sí es digno de mencionar es la polivalencia de este modelo, ya que podemos elegir entre una carrocería de tipo sedan, el familiar Station Wagon o la versión "campera" sobreelevada y con una estética más rotunda, que también tiene una carrocería familiar y se denomina Outback. Todas ellas gozan de un gran espacio interior y una gran habitabilidad, además de montar unos asientos que rozan la perfección en cuanto a comodidad, pero no tanto en cuanto a sujeción lateral.


Los puntos débiles del Legacy son una dirección muy "blanda" y poco comunicativa, un diseño exterior e interior menos vistoso que el de sus rivales más directos, una posición de conducción un tanto difícil de encontrar, algunos ruidos aerodinámicos producidos por el viento a ciertas velocidades y el tacto de algunos materiales del salpicadero, que no ponemos en duda que envejecerán bastante mejor que otros materiales más blandos, pero que en un coche de estas características y precio deberían haber cuidado más ese ligero detalle.


Por equipamiento, funcionalidad, seguridad, aplomo y conducción general; es un gran coche a tener muy en cuenta. El diseño te puede gustar o no, pero el exterior solo lo verán tus vecinos, familiares y el resto de viandantes y, sólo tú eres el que vas ha disfrutar de su conducción, que realmente es lo que marca la diferencia con el resto de los rivales. ¿Te animas a probar un Legacy?. Hazlo y me lo cuentas.


Datos técnicos:

Motor: 2.0 Boxer Diésel
Potencia: 150cv
Vel Máx: 205 Km/h
Acel 0-100: 9,3 seg
Cons: 5,6 l/100 Km
Precio: Desde 31.300 euros (unidad probada)

Nota: Obviamente, algunas imágenes no se corresponden con nuestro coche de pruebas y fue debido a un problema con el disco duro. 

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