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Volkswagen XL1. Un mechero gasta más.

Está claro que el Grupo VAG es un referente dentro del mundo de la automoción moderna y que su ex-presidente y actualmente miembro de la junta directiva, Ferdinand Piech, es un auténtico visionario que supo manejar los hilos de la magnánima empresa para realizar las creaciones más inverosímiles que pasaron por su cabeza.


Su tenacidad hizo posible una bestia como el Bugatti Veyron, hizo que Bentley recuperara su credibilidad entre las marcas de super-lujo, con obras de arte como el Bentley Continental GT (todo un "super-ventas") y en el extremo opuesto; se le metió en la cabeza que tenían que fabricar un coche que consumiera menos de un litro cada 100 Km y, obviamente; lo han conseguido.


El Volkswagen XL1 ha pasado por muchos años de investigación y varios proyectos experimentales en fase de pruebas, hasta el resultado final que veremos en este artículo. Si el Veyron supuso un auténtico reto para los ingenieros de la marca, el XL1 no ha sido menos y los que nos mantenemos informados dentro de este mundo, llevamos varios años oyendo hablar de este proyecto.




En 2002 se presentó el germen de lo que podremos ver circulando por las calles en un futuro próximo. Contaba con un pequeño motor de 300cc y un cilindro y el diseño aerodinámico de la carrocería permitía un interior muy angosto con las dos plazas situadas en tándem. En 2009 se presentó una segunda evolución que mantenía las ruedas traseras cubiertas y los espejos retrovisores eran sustituidos por unas microcámaras, para obtener menos resistencia al viento. La mecánica maduraba y esta vez ofrecían un diésel con tecnología híbrida. La tercera evolución parte de la misma idea y el mismo diseño original, pero esta vez, las dos plazas disponibles se colocan de manera convencional, aunque la butaca del pasajero se vea retrasada unos 22cm para ganar espacio en anchura; solución que ya se había empleado en el Toyota iQ.


El diseño es bastante controvertido y en mi opinión bastante desafortunado, pero la aerodinámica manda respecto a la belleza. De hecho; parece un auténtico coche del futuro sacado de películas como "Demolition Man" o "Yo Robot".


Está construido sobre una estructura mono-casco de plástico reforzado con fibra de carbono (CRFP), que pesa menos de 90 Kg. Ese mismo material se utiliza para la fabricación de las barras estabilizadoras que junto con unos frenos más livianos y unas llantas de aleación específicas, montadas sobre unos neumáticos de baja resistencia a la rodadura en medidas 115/85-15; hacen del XL1 un auténtico peso pluma con tan solo 795 Kg en vacío.


Una vez solucionado el tema de la "dieta", los chicos de Volkswagen se han empleado a fondo para conseguir un Cx de 0,19; algo nunca visto en un coche de producción. La trasera es más estrecha que la delantera, lo que favorece la penetración en el viento al igual que lo haría una punta de flecha. Han eliminado el radiador delantero, las ruedas traseras se sitúan más cerca entre sí y además van totalmente carenadas para evitar el rozamiento que podría ocasionar la llanta descubierta. Los retrovisores han sido sutituidos por dos micro-cámaras que proyectan lo que ocurre a nuestras espaldas en sendas pantallas situadas a los flancos del habitáculo y en general; el diseño de la carrocería parece que lo ha esculpido el propio viento, ni aristas, ni alerones, ni faldones..., nada que sobresalga más de la cuenta.


Parece que en vez de contratar a un grupo de diseño, han dejado un bloque cuadrado a la intemperie y la erosión a esculpido sus formas con el paso del tiempo. De hecho; la caída del techo hacia la zaga es tan suave, que la podríamos utilizar como un tobogán para los niños (que tendrían que ir en otro vehículo) en las cálidas tardes de verano en el campo, aunque por su poca distancia libre al suelo no sería recomendable que nos adentrásemos con él en caminos pedregosos.


Parece que todo en este coche es efectivo y efectista, así que las puertas se abren de forma vertical y están perfectamente enrasadas con la carrocería lo que le aporta todavía más si cabe, un ambiente tecnológico extremo.


El interior es minimalista y bastante austero, en el que lo que más llama la atención es su volante pequeño y achatado en su parte inferior y las pantallas de los retrovisores en los paneles de las puertas, eso sí; la calidad de los materiales empleados es digna de un Audi. Por lo demás cuenta con los mandos del aire acondicionado sobre la consola central y un navegador extraible como complementos de confort. No monta ni elevalunas eléctricos, ya que son manuales. La información del tacógrafo es suficiente, con gráficos en los que te indican el estado de la carga, la autonomía eléctrica, el modo de conducción..., ah, y también a la velocidad a la que circulamos.


El grupo motor es un diésel de 800cc y dos cilindros apoyado por otro eléctrico, que en conjunto generan unos 74cv que se transmiten al suelo por medio de las ruedas traseras. Con ese grupo propulsor, el XL1 es capaz de alcanzar los 160 Km/h de velocidad punta, aunque los responsables de la marca aseguran que podría alcanzar los 200 Km/h con plenas garantías de seguridad. También es capaz de acelerar de 0-100 Km/h en 11,9 segundos, lo cual no está mal para un coche que su mayor pretensión es la de consumir menos que ninguno. La caja de cambios, como no podría ser de otra forma, es la omnipresente DSG de siete relaciones.


Las baterías que alimentan el sistema eléctrico son de tri-metal, similares a las que utiliza Toyota en sus híbridos. Se pueden recargar en apenas media hora con una toma trifásica o en hora y media con una toma convencional de 220V, por lo que si realizamos muchos desplazamientos por ciudad y lo dejamos recargando por la noche o mientras estamos trabajando, probablemente no se active para nada el motor térmico y no gastemos ni un litro de combustible, así hasta completar los 50 Km de autonomía máxima que tiene el modo eléctrico.


Pero si tenemos que hacer algún desplazamiento por las radiales de nuestras ciudades o trayectos cortos en carreteras abiertas; el motor diésel entra en acción de forma suave y prácticamente imperceptible. Así tendríamos una autonomía total de 500 Km con un gasto que rara vez superaría los 2,5 l/100 Km, por mucho que "apretemos" las tuercas al vehículo. La conclusión de todo esto, es que este coche gasta una media de 0,9 litros en ciclo mixto; si tenemos en cuenta que varios kilómetros los realiza en modo totalmente eléctrico.


Por lo tanto; el XL1 es un coche adelantado a su tiempo, muy tecnológico, atractivo (según quien lo mire), relativamente cómodo y muy económico. Bueno; lo de económico es a lo largo de su vida útil, ya que originalmente si se llega a producir una serie de unos 5.000 vehículos, el precio superaría los 50.000 euros. Pero con lo que gasta, se amortizan muy rápido, y si además la demanda es superior a las previsiones, el precio seguro que también será menor.


Menos mal que todavía quedan "tozudos" en el mundo del automóvil, ya que gracias a ellos, la tecnología avanza más rápido de lo que en teoría debería hacerlo y entonces nacen pequeñas "joyas" como estas. Gracias Dr Piech.

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